lunes, 31 de octubre de 2016

OT: el reencuentro.

Había una vez en una academia...

Han tenido que pasar 15 años para que Operación Triunfo se acabe. Y es que no nos engañemos, OT fue un programa que nunca supo cómo terminar. Puede que porque era demasiado rentable y siempre se podía estirar más la gallina de los huevos de oro o porque era realmente complicado ponerle el broche a algo de tal magnitud ((que llegó a los casi 13 millones de espectadores en la final)). Con el paso de los años la figura de sus protagonistas se fue diluyendo como un azucarillo. Es cierto que algunos como Bisbal, Bustamante o Chenoa gozaban de gran popularidad pero ya no eran "triunfitos", de hecho intentaban quitarse ese estigma que había empezado a convertirse en un problema. Profesores, jurado, presentadores...todos tuvieron que irse acostumbrando. Algunos intentaron mantener el formato, otros se conformaron con mantener su fama y unos cuantos con sobrevivir. 14 años más tarde los concursantes, en un plató de televisión española piden un reencuentro. Las redes sociales estallan y el resto ya lo conocéis.

En mi clase al acabar la ESO hicimos una cápsula del tiempo y quedamos en volver a reunirnos para destaparla 10 años después. La profesora que lo organizaba decía que era el tiempo perfecto para que todos fuésemos iguales pero muy distintos. Para OT el tiempo perfecto han sido 15 años. 15 años han sido suficientes para volver a sentirse orgullosos de lo que son, de lo que consiguieron, y tener la suficiente perspectiva para que todo esto no les sobrepasase de nuevo. Un documental fantásticamente dirigido abría este reencuentro hace tres semanas volviendo a romper las audiencias. ¿Por qué OT fue un hito histórico en la historia de la televisión? Evidentemente hubo muchos factores analizables pero un único resumen. A Chenoa se le escapó en mitad del último programa, dijo algo así como: "funciona". Y precisamente eso es lo que ha sucedido 15 años después. Porque OT funciona, guste más o menos. Siempre fue un reallity disfrazado de talent show en el que, precisamente al no sobreexplotar esa parte y volverla obvia y monotemática tenía mucha más frescura y estaba repleta de tramas interesantes. 

Para muchos de nosotros Operación Triunfo es nuestra infancia, para otros tantos es su adolescencia, y para otros muchos es un recuerdo que jamás vivieron. Algo que han visto en vídeos de youtube o que sus hermanos mayores les han transmitido sin darse cuenta. De cualquier forma, este programa tuvo y tiene la capacidad de paralizar y hacer sentir a quienes lo siguieron una sensación de familiaridad con sus integrantes dignas de estudio. Hoy las redes sociales volvían a caerse con algunos de los mejores momentos del concierto. Y es que musicalmente esto era lo de menos, OT1 era un "campamento de verano" constante y hoy habían vuelto a verse las caras. Como entonces, pero distintos. "Funcionando" otra vez como entonces y haciéndonos sentir como hace 15 años. Quizá por eso este programa saca nuestro lado más fanático. Por eso nos duele ver a Chenoa siendo tratada "como una fan" por David Bisbal o nos emocionamos con el beso de Manu Tenorio y Nuria Fergó...o qué coño, todos nos hemos olvidado un poquito de la buena pareja que hacen Bustamante y Paula Echevarria y hemos fantaseado un poco en su canción con Gisela. Porque Operación Triunfo es nuestro fan de hace 15 años tirando las puertas abajo.

Y se acabó. Ya no habrá más noches de bohemia, ni viviremos por ella, ni estaremos escondidos, ni su música será nuestra voz.... OT se acabó un 31 de Octubre de 2016, 15 años después de que empezase cuando todos hemos levantado el puño al acabar el concierto. Somos las lágrimas de Chenoa, las de Gisela, los giros de voz de Bisbal, los olés de Manu Tenorio y hasta la gorra de Juan Camus. Las injustas expulsiones de Geno y Mireia, la historia del heavy encarcelado de Javián, la amistad de Álex y Bustamante, el arte de Nuria Fergó y el talento oculto de Alejandro Parreño y Verónica. La infancia de Natalia, el piano de Naím y nuestra Rosa, de España.Con ella empezó todo. Con una chica inocente aislada del mundo que tenía una de las mejores voces de este país. Oculta bajo un montón de inseguridades y ganas de vivir. Todos fuimos Rosa y tal vez todos lo seamos. Su cuento acaba aquí. Como el nuestro. Somos 16 concursantes y un puñado de sentimientos sin saber a donde dirigirnos ahora. Porque Operación Triunfo se acabó, y el que crea que no es más que un programa, es que no sabe de lo que habla. 

Y fueron felices y comieron perdices. 

sábado, 29 de octubre de 2016

Guillermo se ha pasado el freestyle

Cuando escuché la noticia por primera vez me pareció que aquella proeza era imposible. Un tío tenía que improvisar rapeando durante 24 horas sin parar más de 3 segundos. Cuando me enteré de que aquel tipo era Arkano ya solo me pareció muy poco probable. La primera vez que le ví en directo él tenía 15 años, era la final nacional de la Red Bull Batalla de los Gallos y se coronó campeón. Yo solo tenía un par de años más que él y por eso conecté pronto con su personaje, era de Arkano. El tiempo pasó y el freestyle tuvo un bajón mediático importante, Red Bull dejó de celebrar los campeonatos y su figura mediática dentro del panorama se diluyó como un azucarillo. Por suerte, el freestyle, las batallas de gallos, el rap en general, nace y resucita una y ora vez en la calle. Arkano volvió a la escena e impresionó a todos con un bicampeonato nacional aplastando a todo aquel que se puso por delante. Ya entonces empezaba a tener algo que contar y era mucho más que un niño con facilidad para rimar, era mensaje, lírica, ingenio y mucho cerebro. Pero Arkano tenía una espinita, ser campeón internacional...y obviamente lo consiguió. En Chile, venciendo al rapero local y ondeando una bandera del orgullo gay.

El hip hop desde sus inicios ha tenido una fuerte crítica social...pero el rap, y en concreto las batallas de gallos siempre pecaron de homófobas y machistas. Acusar a alguien de ser homosexual estaba bien valorado y Arkano le dio la vuelta a todo eso. Todos le respetaron y a todos nos hizo reflexionar. 24 horas más tarde de su reto uno solo puede admirar la obra de un genio. No es un récord guinness más. No es tirarse de la estratosfera con mucho valor ni tener los pulmones y el cerebro muy preparados para aguantar debajo del agua. Guillermo, que ese es su nombre real, se ha metido en una caja de cristal en el centro de Madrid para contarnos su visión del mundo y de la vida. Nos ha contado que detesta que juzguen a la gente por su condición y que la clase política es culpable por ello. Que la intolerancia es la peor de las lacras. Que es vegetariano pero que no quiere imponerle esa idea a nadie, se conforma con que moderemos el consumo de carne y respetemos a todas las especies. Que hoy a la televisión le interesaba su circo pero no el mensaje del payaso. Se lo dijo en directo, mirando a las cámaras de RTVE mientras les acusaba de manipular y no dar visibilidad a la crítica social. Se lo contó al micrófono de la COPE y les recriminó ser el arma de la conferencia episcopal negándose a traicionar sus principios poniéndoles buena cara. Se acordó del 15 M, que curiosamente nació en ese mismo lugar y que él considera gran parte de lo que ideológicamente es. Todo mientras su garganta se rompía, sus ojeras se hundían y sus labios se secaban. Pero su cordura seguía intacta. Improvisando, rapeando, jugando al ahorcado, a las noticias. Rimando con la primera cosa que veía. Manteniendo conversaciones con gestos a través de un cristal insonorizado. Puro rap, 24 horas de crítica y arte en el centro de Madrid.

Un agotado Arkano bajaba de su particular escenario 24 horas, 34 minutos y  27 segundos más tarde tambaleándose y muy emocionado. Por ese cajón de cristal habían pasado amigos, familiares, freestylers, actrices, músicos...pero él necesitaba abrazarse a la gente. Esos que le habían observado con atención desde fuera, algunos durante más de 10 horas. De los que por cierto se había preocupado en todo momento, cuidando hasta el más mínimo detalle. Subió Arkano y bajó Guillermo, del que habían cuestionado una y otra vez su orientación sexual por el simple hecho de no manifestarse respecto a ello y defender al colectivo LGTB públicamente. Bajó y besó a su NOVIA entre lágrimas. No eran Íker y Sara Carbonero, ya les gustaría a estos últimos. Continuó y abrazó a la gente que se había mantenido en primera fila durante tantas horas, entre vítores y alegría, el reto de Arkano había acabado.

Gracias por hacerme sentir orgulloso de un movimiento del que renegué durante algún tiempo. Gracias por dejarnos disfrutar y hacernos partícipes de tu juego. Gracias por ser el altavoz para muchos de nosotros. Mañana el rap será portada en muchos sitios y unos cuantos miles de personas recordarán lo que este maldito genio nos ha explicado durante tanto tiempo. Han sido más de 18 horas por mi parte siguiendo el evento y puedo decir que no ha sido tiempo malgastado, ha sido tiempo invertido. Gracias Guillermo, te has pasado el freestyle.

viernes, 24 de junio de 2016

Vaya usted a votar.

Vaya usted a votar. Vaya, no hace falta que se lo piense. De hecho si no se lo piensa mejor. Vaya usted a votar. Vaya usted a votar porque si no vota no podrá quejarse. O eso dicen por ahí. Vaya usted a votar porque es su derecho, y para uno que tiene no vaya a desperdiciarlo. Aproveche y use el DNI para algo más que entregárselo a un policia con una lata de cerveza en la mano. Vaya, vaya usted a votar. Disfrute de las mesas electorales con sus colas interminables y sus involuntarios vecinos con cara de haberse metido en un lío. Disfrute de los corrillos de apoderados y acreditados sientiendose parte del juego. Disfrute de los programas de televisión retransmitiendo los resultados minuto a minuto. Con sus hooligans y todo. Disfrute de la democracia, huélala, huela la burocracia, la regla, el subrayador amarillo y una montaña de sobres metidos en una urna sellada con cinta aislante. Huela el ambiente en la calle, a domingo de decisiones: si voto por la tarde o mejor por la mañana porque luego hay mucha gente. Disfrute de los expertos politólogos por un día, de los adivinos y de los agoreros. Disfrute de los chascarrillos en twitter y de los mensajes que llegan al grupo de whatsapp de su padre refrito de alguna página de facebook. Ame la democracia y abrázela como si no existiera un mañana. Porque si no lo hace mañana podrán culparle de cargarse este país y de hacer que siempre ganen los mismos. Los mismos, los de siempre, porque debe ser que hay otros. Amenice su día de libranza con sus conocidos observándole en la distancia porque está votando a los otros. A LOS OTROS. Ellos saben que usted está a punto de cargarse su amado país y aún así no le disparan. Casi ni le gritan. Ni nada. Ni nada. Los otros. Esos tienen la culpa. Si hubieran dejado a los de siempre nada de esto hubiera pasado. Nada de esto. Lo de los otros. Lo de siempre. Vaya usted a votar. Vayan ustedes a votar y arreglen el país de una santa vez, que yo ya me he cansado.

lunes, 21 de marzo de 2016

Volver a empezar

Acabo de preguntarle a mi madre sobre la forma en que los educadores impartían clase en su época. Me comenta que abrían el libro y el profesor les explicaba el tema, apuntaba en la pizarra y ellos copiaban. De esto hace casi cincuenta años. Hace cincuenta años no había teléfonos móviles, los ordenadores ocupaban tanto o más que una habitación y España estaba sometida bajo un régimen dictatorial. Unos cuarenta años después ya había móviles, windows y apple habían sacado ya varias versiones de sus navegadores para PC y España estaba sometida bajo lo que se denomina "monarquía parlamentaria". Mis profesores comentaban el tema que tocaba en el libro y nos hacían copiar lo más importante. Diez años después, los teléfonos móviles han superado a los ordenadores, los niños manejan las versiones de android como si fueran caramelos y España...bueno, España sigue igual. Lo curioso es que acabo de preguntarle a una amiga cuyo hermano cursa ahora sexto de primaria que le transmita la misma cuestión que le había hecho hacía un rato a mi madre. La respuesta ha sido prácticamente la misma. El profesor les explica el tema y ellos van tomando apuntes como pueden.

No quiero decir con esto que la educación no haya cambiado nada en cincuenta años, pero parece bastante claro que va mucho más lenta respecto a todo lo demás. Esta semana parece una de esas propicias para hablar de "educación", y no me refiero a como sentarse en una silla ((recuerdo que a los profesores les molesta bastante que te columpies, por cierto)). Me refiero más bien a la enseñanza cultural e intelectual a la que se somete a niños y adolescentes en los colegios, institutos y universidades. Esta semana dedican un programa en "prime time" en el que se cuestionan por primera vez si es normal que los niños, tras una jornada de más de seis horas tengan después casi otras tantas de deberes. Sí, ahora, en el siglo XXI. Pero bueno, nunca es tarde.

Debo ser sincero, soy muy crítico con el sistema educativo. Y no, no fui uno de esos que fracasó y tuvo que abandonar el barco antes de tiempo. Ni de los que lo pasaron mal con sus compañeros en clase, ni de los que lloraban por las mañanas porque tenían que ir al cole. Se puede decir que fui feliz en todos los aspectos. Ahora bien, creo que de los más o menos quince años que me tiré estudiando el 90% del tiempo fue una verdadera pérdida de tiempo. Y ojo, no quiero decir con esto que no aprendiera nada, quiero decir que podía haber aprendido mucho más. No solo mucho más, también mucho más divertido y mucho más interesante. Escuchaba alguna mente preclara esta semana que era muy importante que los niños copiaran sin parar enunciados, que les ayudaba para no sé exactamente qué cosa. Estaría bueno, pon a cualquier ser humano a hacer cualquier gilipollez que se te ocurra durante 40 horas a la semana y puedo asegurarte que aprenderá alguna que otra habilidad ((habeis visto Karate Kid? pues más o menos)). Sí, defienden que copiar enunciados es super importante, en el siglo XXI. ¿Escribir redacciones, poesía? Nada, eso son tonterías. Copiar enunciados es la clave del éxito educacional de nuestro país. Claro, debe ser todo un éxito cuando el 90% de mis amigos comete faltas ortográficas y son incapaces de redactar o expresarse de forma fluida si tienen un público delante. Y no, no son precisamente fallas del sistema educativo ((o al menos no todos)), muchos de ellos tienen carreras y la mayoría cursa o ha cursado estudios superiores. Debe ser que no eran muy buenos con los enunciados.

No se crean, no todo han sido lagunas y estancamientos. En algunos colegios ya permiten ir a los alumnos con ordenadores, utilizar cutre-softwares que les compran en lotes a las editoriales de libros de texto y ponen algún que otro power point ((bueno, eso los guays)). Algunos se piensan en serio que la evolución es sustituir el papel y el lápiz por la hoja de word y el teclado y la pizarra por el proyector. No solo hemos cambiado en el consumo tecnológico, también hemos cambiado la manera de expresarnos y la forma de interactuar con nuestro entorno. Hemos cambiado la forma de comunicarnos y por tanto también debemos cambiar la forma de aprender. Tenemos una generación de padres temerosos que temen todo aquello que desconocen. Creen que si su hijo ve a veinteañeros en youtube diciendo palabrotas él no parará de repetirlas. Creen que si su hijo juega a videojuegos no sabrá relacionarse con los demás niños. Creen que si le dejan libertad para navegar por internet posará desnudo para un pedófilo a las primeras de cambio o que si juegan a matar gente serán unos psicópatas de "notemenees". Claro, es muy fácil que tu hijo venga diciendo palabrotas y tú le eches la culpa a los youtubers, que no quiera salir de casa y digas que es porque se pasa demasiadas horas con la consola o que si en él se despiertan síntomas sexuales o violentos que no se corresponden a su edad es por "a saber que habrá visto en la red". Es muy fácil mirar hacia fuera.

Pero los profesores no son padres, o más bien, los profesores no son padres de sus alumnos ni tienen la misma preparación ante la educación que cualquiera que haya practicado sexo sin protección y esperado nueve meses a ver qué pasaba. Los profesores son en teoría, unos de los profesionales más importantes que tiene un país para su buen funcionamiento. No obstante son protegidos como tal. Pegar a un mecánico no es lo mismo que pegar a un profesor a efectos legales. Ni a un policía. No digo que me parezca bien o mal, reflejo una realidad. Como tal se esperaría de ellos una implicación y vocación solo apta para un tanto por ciento muy reducido de nuestra sociedad. Pues no. En muchas ocasiones son profesionales frustrados. Cada uno de su campo o de su materia. Otro tanto por ciento son víctimas de su propia carrera. Cansados y obligados a trabajar en algo que ya no viven por mantener una familia. Siempre que comento este tipo de cosas la gente suele saltarme al cuello. Suelen defenderlos. La figura del profesor para muchos sigue siendo intocable. Les justifican con lo poco que cobran o lo difícil que es gestionar todo esto. La carga de trabajo que tienen o la presión a la que están sometidos. No digo que todo esto no sea cierto, pero de la misma forma que todos estamos de acuerdo en que si un policía armado pasa por una depresión o muestra síntomas de violencia debe ser apartado del cuerpo, también deberían hacer lo propio con los educadores. Lejos de hacerlo les protegen hasta límites insospechables. Podría narraros decenas de casos en los que los alumnos se han puesto en pie de guerra contra uno de ellos y año tras año han permanecido en su puesto. También podría contaros otros tantos casos de profesores que nos han reconocido que han perdido su pasión por la enseñanza pero que deben seguir ahí por supervivencia. No se les protege y la mayoría de ellos tampoco tiene la valentía suficiente para retirarse a tiempo. Eso sí, si soy especialmente crítico con los malos es porque sé que los hay buenos. Buenos no, excelentes. Profesores que te hacen amar una materia o que simplemente te ayudan a encontrar tu sentido del humor. Profesores que te devuelven las ganas de aprender. Maestros, como a mí me gusta llamarlos. De hecho, esta reflexión se la dedico a todos ellos.

Al igual que los médicos aprenden a manejar máquinas que hace diez años no podían ni imaginar, los profesores deben aprender a interpretar los lenguajes. Deben entender porqué los chavales se quedan pegados a vídeos de youtube y memorizan mejor cualquier chorrada que les cuenten en ellos que lo que quieran enseñarlos en clase. Deben hacer autocrítica y plantearse si es justo que esos chavales a los que admiran se pasen más horas preparando un vídeo de 10 minutos que ellos una clase de 50 minutos. Se trata de crear contenidos amenos, rápidos e interactivos. No podemos seguir subrayando en libros ni hacer esquemas con una tiza como hace cincuenta años. Tal vez sea la hora de replantearse todo. De replantearse si las ventanas de los colegios deben ser más grandes, si la disposición de las mesas debe ser otra, si la forma de dirigirse al alumnado debe o no ser la misma, si hay que dividir los estudios por materias, si ha que hacerlos elegir una u otra cosa a cierta edad. Si la meta debe ser crear ingenieros o gente feliz con lo que hace. Tal vez sea la hora de reconocer que lo hemos hecho muy mal. De no echar balones fuera, de no culpar a lo que no conocemos. De no prohibir ni criminalizar lo que nos da miedo. Tal vez sea la hora de educar a los educadores y de enseñar a los maestros.




domingo, 12 de julio de 2015

La confianza de que será algo eterno.

El otro día divagaba con un amigo sobre los genios. Concluimos que, aunque existan, sólo pueden serlos una vez muertos. Javier Krahe ya es un genio.
Le conocí como sólo puedes conocer a un genio, en un viejo casette que guardaba mi padre entre su extensa colección de música. Probablemente el nuestro fuera un idilio condenado a producirse, y como sólo puede suceder con el amor el nuestro fue a primera vista. A primera oída en este caso.
No sé si sería la berborrea, el gracejo o la ironía, pero Javier me ganó, como a la mayoría, en la Mandrágora. Con la única diferencia de que yo llegaba con 20 años de retraso. Porque no tarde, nunca es tarde para descubrir aquello.
Como cualquier poeta o mago de la palabra, que eso era en definitiva Krahe, era un libro que jamás se termina de leer. Que te sorprendía a cada página que descubrías. Más tarde y de rebote, escucharía su mítico "dónde se habrá metido esta mujer" con risas de uno de mis tíos de fondo. Curiosamente, varios años después su hijo, mi primo, me pasaría un CD recopilatorio con varios géneros cuya primera canción no era ni más ni menos que "Don Andrés Octogenario". Lo dicho, condenados a entendernos.
Krahe no sólo es y será un genio,también fue una gran persona. No hacía falta conocerle tú a tú para saber que bajo esa ala de loco cuerdo, bajo la pluma de sátiro, bajo el mordaz humo de sus cigarros se escondía un hombre sabio, bondadoso y profundamente empático. Decía Sabina que era un genio que no nos merecíamos. Yo añado, que nunca comprendimos. Un hombre adelantado a su tiempo que también es el nuestro. Un mal cantante y un peor guitarrista que se ganó la vida trovando como sólo los genios saben.
Curiosamente, nuestro idilio iba a culminarse hace poco más de dos meses. Mi padre y yo sopesábamos la idea de ir a uno de sus conciertos. De esos que no valían más de lo que la gente tiene, como él mismo decía y se preocupaba. Al final optamos por ir a ver a Faemino y Cansado pensando que era más probable que esos dos se cansasen de actuar a que Krahe muriese. Nos equivocamos. Él que jugó y habló tantas veces con y de ello. Él que le escribió una oda a la hoguera. Él que señaló con el dedo a los hombres blancos con lengua de serpiente. Él que defendió la libertad, la individualidad del ser,  el gozo y disfrute de la cultura, de la vida. Él que lo cuestionaba todo, que se enfadaba y reconciliana con Dios. Él que nos daba lecciones sin darse cuenta. Él nos deja cuando más le necesitábamos. Krahe muere, pero nace el genio. Porque los genios no mueren. Los genios nacen.

Quien sabe, tal vez desde algún rincón de Zahara de los Atunes, Javier nos dejase con un disco rayado de Brasans sonando de fondo mientras sostenía un cigarro y una copa con cada mano. Con "la muerte abrazándole de algún modo especial...lo que tampoco es paja"


lunes, 15 de junio de 2015

Varas de medir.

Todavía no había sido investida Manuela Carmena y algunos ya te lanzaban aquello de "a ver qué hacen ahora los tuyos" o "estarás contento que habéis ganado". Como he dicho siempre, no pertenezco a ningún partido político. Es más, me han ofrecido formar parte de uno mediante un proyecto y ni siquiera me he planteado la respuesta. Era un NO rotundo. Aunque por supuesto, tampoco he ocultado nunca mis preferencias ni mi voto. Yo voté a Ahora Madrid el pasado 24 de Mayo. Votar no es más que una opción política, no es un contrato de por vida que me obligue a defender a este u otro partido político. Así que "ni son los míos" ni "estoy contento de la victoria". Más bien, estoy bastante contento por la derrota de otros.

Sinceramente, estaba expectante, contento e ilusionado por la posible gestión que hiciera Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid. En mis 23 años como ciudadano madrileño no he conocido otra gestión que la del PP, cuyos resultados han sido a todas luces catastróficos para esta ciudad. Comprended entonces, que había cierta ansiedad por saber las primeras medidas y posturas que tomaría el gobierno entrante. Así pues, las primeras horas fueron sensacionales y esperanzadoras. Manuela quería romper con el trato de "excelentísimo" y la forma en la que hasta ahora se tomaban decisiones para la ciudad. Además, no dudó en señalar con el dedo a quienes no le habían dado los datos necesarios para tener un plan más concreto en puntos de tanta relevancia como los desahucios o la malnutrición infantil. Que no fueron otros claro, que el gobierno saliente. En Telemadrid, hasta ahora coto de caza de Esperanza Aguirre, estaban entre condescendientes y temerosos. Me preguntaba si quedaría alguno de toda esa bandada de manipuladores y pelotas dentro de uno o dos meses. Todo parecía marchar como debía.

Pero, tirando de refranero español, poco duraría la alegría en la casa del pobre. Casi no habían ni pasado 24 horas y la máquina anti-revolucionaria ya había comenzado a funcionar. Se filtraban, como ya todos sabréis, unos tweets del futuro responsable de Cultura de Ahora Madrid, Guillermo Zapata. En ellos, hacía varios chistes de humor negro sobre judíos, víctimas de ETA o Marta del Castillo. Me lo tomé bien, imaginé que sería TT un par de días y que la derecha más rancia y asustada iría a machete a por él hasta que otro argumento mejor se pusiera de moda. Comenzaba en este marco, la lamentable entrevista de Manuela Carmena con Ana Pastor. O debería decir más bien, la lamentable entrevista de Ana Pastor a Manuela Carmena. Tenía delante a la futura alcaldesa de Madrid y media entrevista la pasó preguntando ((bueno, preguntando, más bien interrogando)) sobre la polémica suscitada con los tweets. La otra media no fue mejor, en base a especulaciones ((al parecer la "periodista" tenía más claras las cuentas del Ayuntamiento que la propia alcaldesa)) la decía todo lo que no iba a poder cumplir de su programa. Ah, y para rematar, un poco de independencia de Catalunya. Que si caes en un charco igual viene hasta bien. ¿Verdad Anita?

La sensación que tuve finalmente, es que Manuela no pintaba nada allí, y que la estaba bien merecido por ir a un programa de televisión sin tener nada que contar con el paupérrimo nivel periodística que reina en nuestro país. Pero tranquilos, porque quedaba lo mejor. La polémica de Zapata ((y no hablo de Emiliano, ese nunca fue TT para nuestra desgracia)) era imparable. No sólo los rancios y reventados habían atacado ferozmente al pobre Guillermo ((que no tardó en pedir perdón si alguien se había sentido ofendido)) si no que la izquierda de este país, una vez más, demostró porqué no valemos ni para tomar por culo. Los mismos que defendían la libertad de expresión con la operación araña, los mismos que defendían el humor irrelevante de las portadas del jueves, los mismos que defendían el humor negro de algunos tweets sobre la muerte de Carrero Blanco, esos mismos tildaban de lamentable la actitud de Zapata. Decidieron pues, en cuestión de horas, donde había que poner el límite al humor.

Y vayamos por partes. En primer lugar, afiliados y afines al PP ((partido de herencia franquista y que nunca ha condenado las muertes ni la represión, y han votado en contra de leyes que dignificaban a los repúblicanos caídos y a favor de la permanencia de símbolos del régimen)) se echaba las manos a la cabeza. Incluso amenazaban con llevar el caso a Europa. Ellos que desahucian gente, que no dejan dormir a los mendigos en las calles, que multan por rebuscar en la basura, que deciden sobre el cuerpo de otras mujeres, que apoyan y venden armas a gobiernos genocidas. Ellos que, en su mayoría se les ha visto rodeados de banderas anticonstitucionales y maltratan con sus leyes al diferente, ellos hoy se llevaban las manos a la cabeza. Pero sigamos, porque ahora la comunidad judía de Madrid se ha sentido ofendida. Comunidad que  por suerte no conozco a fondo como sí lo hago con la católica, pero de la que voy a comentaros algo al respecto. Un buen amigo ha estudiado durante años en un colegio donde la mayoría eran judíos ((por circunstancias que no vienen al caso)) . Esta tarde me decía lo siguiente "la comunidad Judía de Madrid se ha ofendido por el tema de los tweets, esa misma comunidad judía de Madrid que posa quemando banderas de Palestina y te dicen tan tranquilamente que hay que exterminarles. Esa misma Comunidad Judía de Madrid que me llamó nazi cuando me negué a firmarles para liberar a un soldado israelí que participaba en la masacre a Palestina". Obviamente, no digo ni decimos que la Comunidad Judía oficialmente haga todo esto, simplemente muestro otro pequeño ejemplo de la doble vara de medir que se tiene con este tema. Porque os aseguro que este ejemplo no es inventado ni mucho menos aislado.

No creo que deba daros ahora una charla sobre porqué el humor no debe tener límites, pero sí que me gustaría plantearos mi punto de vista. Sé chistes de humor negro, hago chistes de humor negro y me he reído con chistes de humor negro. Ni cuando los hago ni cuando me río estoy pensando en lo macabro o doloroso que pueda ser para la víctima, porque no me estoy riendo de su situación, si no del posible juego de palabras o términos que se asocian con ingenio. De esa forma, puedo movilizarme en contra de la xenofobia y el fascismo ((como sabéis que lo he hecho)) y preguntaros qué es un negro en una fiesta de neonazis. Y que obviamente todos me respondáis que la piñata. Hace unos meses todos eramos Charlie, todos alzábamos la bandera del humor por encima de cualquier pero. Sin embargo hoy, Guillermo Zapata ha dimitido por unos chistes twitteados antes de ser una figura pública y política. Manuela Carmena ha aceptado la dimisión por una presión popular. Ha perdido el envite y la máquina no va a parar. Ya están pidiendo incluso la dimisión de la sustituta en el área de Cultura. No van a perder el hambre hasta llevárselo todo.

Manuela Carmena no ha estado a la altura, y la decepción para muchos de nosotros ha sido absoluta. Y a diferencia de otros, que defienden a su partido como si les pagasen por ello ((conste en acta que tengo la certeza de que a algunos sólo les quitan dinero, si no seguiría sospechando que les llegan sobres con dinero todos los meses)) hoy muchos de nosotros la criticamos y ponemos en la palestra. No pido su dimisión, ni me movilizaría por ella, dado que "en el país de los ciegos, el tuerto es el rey"...O al menos de momento. Así no Manuela. Así no.


Ah, perdón a los ciegos y tuertos que hayan podido sentirse ofendidos por este último refrán. Aunque...un momento, los ciegos no podrán ver mis disculpas. ¿No?.


Feliz semana.



domingo, 17 de mayo de 2015

Fomentar la venganza.

En clase de ética nos pusieron “La Milla Verde”. Una película de esas que te marcan para siempre, que cuestionan tu existencia, que te taladran el cerebro con preguntas. Tras disfrutarla, la profesora dividió la clase en dos grupos, unos debían estar en contra de la pena de muerte y otros a favor. Me tocó en este último. Supongo que influenciado por mi entorno familiar, por aquel entonces tenía una ideología de izquierdas y pacifista. Tenía grabado como un axioma que la pena de muerte era algo injusto y terrible, así que supuse que me sería realmente complicado defender una postura con la que no estaba de acuerdo. Tras esos 40 minutos de charla, mi opinión cambió totalmente. Me puse tanto en la piel de la víctima que terminé por convencerme. Mi profesora concluyó el debate con la siguiente frase: “al ser creyente, yo creo que Dios es el único que puede quitar una vida”. Supongo que esto no ayudó. Con 16 años yo estaba a favor de la pena de muerte. Con orgullo.

Meses después, recuerdo una conversación con mi padre. Él me dejaba caer que las cárceles no deberían existir. A mi me pareció una locura implanteable. ¿Dónde íbamos a meter a los asesinos, pederastas, terroristas y ladrones? ¿Cómo ibamos a darles justicia a sus víctimas? ¿Cómo ibamos a apagar el dolor de quien ha perdido a su mujer, su hijo o su madre? Los delincuentes en la cárcel y cuantos más años mejor. Eso pensaba yo por aquel entonces, supongo que con orgullo.

Tuvieron que pasar muchos años para que esa idea mía sobre la justicia volviese a tomar un rumbo distinto. No recuerdo exactamente cuando sucedió pero imagino que leyendo algo sobre el proceso que siguen países como los Estados Unidos. Lo cierto es que acabar con la vida de alguien volvió a parecerme atroz. ¿Dónde quedaba entonces la reinserción? Si el ser humano deja de confiar en los de su especie, ¿dónde está el límite?. ¿Para qué sirven entonces las cárceles?. No fue hasta este año donde terminé de convencerme de que no era la sentencia el punto a cambiar, lo era todo el sistema ético. Todo el tratamiento que se le da a un delincuente. Esta vez sí me acuerdo, y también me pilló leyendo. Un libro titulado “Un Resquicio Para Levantarse”. Su autor era Javier Ávila Navas. Más conocido por su nombre de guerra , “el niño”. Preso la mayor parte de su vida y uno de los fundadores del A.P.R.E. ((Asociación de Presos en Régimen Especial)). Una historia que merece la pena ser escuchada. En él, narra la vulenarción continuada de los derechos humanos en las cárceles españolas. Pero la reflexión final que saqué de allí fue la siguiente: la cárcel sólo te hace peor persona. Mirandolo desde un punto de vista frío, es normal que un delincuente empeore rodeado de más delincuentes. Como si la privacidad de la libertad fuera a convertirles de golpe en ciudadanos modelo. Castigamos y amedrentamos. Así es como educamos. No hagas esto porque “pueden meterte en la cárcel” en lugar de, no hagas esto porque “no está bien”. Comenté con diversas personas mis conclusiones y estaba convencido de que podían entenderme. Mi sorpresa fue que la gran mayoría buscaba venganza. Con orgullo.

Esta misma semana veía el programa de Salvados sobre un expreso de ETA. Un terrorista que asesinó a sangre fría a varias personas. Su testimonio era escalofriante. Ví en él a una persona sin alma ni corazón, apenado y avergonzado por su propia situación, por ser incapaz de sentir. Se esperaría que finjiese, que mostrase empatía. Pero fue sincero, sin decirlo, al menos a mí, me transmitió que le era imposible. Contaba, casi con la inocencia de un crío, la forma en la que cometió el mayor error de su vida. Entrar a formar parte de una organización absurda, movida y promovida por el más ridículo de los odios. El odio al diferente. Con tristeza y buen sabor de boca por lo importante y clarificador del contenido, volví a asomarme por el mundo buscando opiniones similares a la mía. Encontré pocas. Lo que más abundaba era odio. Un odio disfrazado de justicia, de empatía. Me cuestioné incluso si yo era demasiado frío por pensar de otra forma. Pero esta vez defendí de nuevo mi postura, con orgullo.

Hoy mismo leía la respuesta al reportaje de la hija de una de las víctimas de este señor. Era estremecedor. Y además, esa horrible sensación de no poder juzgarla. ¿Quién era yo para juzgar el dolor de alguien que perdió a sus padres con tan sólo 18 años? Pero el caso es que, tras conmoverme, después me molestó. Supongo que porque su testimonio, en parte me llevaba la contraria y daba la razón a todos aquellos que ven en las cárceles y sus castigos una coherencia que yo a día de hoy sigo sin encontrar. Tal vez me falte empatía. Conocimientos o experiencia, pero no le veo sentido a lo que esta chica, y otros como ella expresaban. Hasta que me di cuenta de un detalle. No estábamos tan lejos de entendernos. A ella, le marchitaba el dolor de ver como el asesino de sus padres estaba lucrándose en la televisión y había empezado una nueva vida mientras ella tenía que visitar un par de tumbas. Contaba Silvia, que así se llama la chica, que le preguntaron tras la muerte de sus padres si pedía la pena de muerte para el asesino. Ella contestó que prefería que se pudriera en la cárcel. Si os soy sincero, creo que yo en su lugar no hubiera sido tan condescendiente. ¿Qué buscaba la prensa con esa pregunta a una cría rota de dolor?. ¿Qué han buscado los poderes y medios de comunicación todo este tiempo con este asunto? Yo lo tengo claro, fomentar el odio. Sin embargo, Silvia, a pesar de no desearle el mal, daba una sensación de la que me sentí partícipe, la falta de justicia. No sé si, condenándole a cadena perpetua ella hubiera estado ahora con una sensación distinta, pero en cualquier caso su intención y la mía, y creo que la de todos es la misma. Justicia. Con orgullo.


¿Y es justo encerrar a un ladrón y pagarle su comida y estancia en la cárcel? Ahí creo que casi todos tenemos clara la respuesta, no hay debate. No se está haciendo bien. Si roba que lo devuelva pero que encima no nos salga más caro. Pero, ¿es justo encerrar a un asesino en la cárcel? ¿a un terrorista?. Esto sólo me lleva a la siguiente reflexión, ¿es que acaso un asesino no es más que un enfermo muy peligroso para los demás? Yo creo que no. No puedo entrar en profundidad a debatir cuestiones psicológicas, no soy un experto, pero en mi mente no concibo una persona que mate a otro sin que tenga una tara en la cabeza. Y sinceramente, no se me ocurre una forma peor que encerrándole en una cárcel. No es de extrañar entonces, el porcentaje tan bajo de reinserción que hay a nivel mundial. ¿Por qué no cambiarlo? Supongo que el reportaje y su repercusión me dieron la respuesta. Nos han educado y fomentado en el odio hacia ciertos delitos, y congelado los sentimientos con algunos otros. De esta forma, nos hierve la sangre viendo la tele a un etarra pidiendo perdón pero no ver a Obama disfrutando de un cuenco de palomitas mientras ve la Super Bowl. Es precisamente ETA, el mayor exponente en estos temas dentro de nuestro país. El mismo odio irracional que inundaba esa organización baña ahora a un montón de gente que critica fusilamientos en Corea del Norte. La que no quiere hacerse preguntas con las que yo me he bombardeado en este último párrafo. Porque duele, también a mí, plantearse si la venganza a un asesino es la mejor manera de hacer de la sociedad un mundo mejor. Un mundo del que estar un poco más orgullosos.