domingo, 1 de febrero de 2015

Sobre el 31E y lo que eso conlleva

Ayer fue un día raro. Quiero decir, un grupo numeroso de personas se reunió en el centro de Sol y no les pegaron. Y no, ni eran votantes del PP ni tenían intención de comprar en la zona. Sin duda, un caso más digno de aparecer en Cuarto Milenio que en mi blog. El partido político "Podemos" había organizado una marcha por el cambio desde hacía meses. Parecería lógico que yo, que en este mismo blog pedí participación y ayuda para la creación de este grupo y que lo he defendido en las redes sociales, fuese sin pensármelo dos veces. Como algunos ya sabréis no fue así. Y no lo fue porque traicionaría buena parte de mis principios. ¿Quiere decir esto que he cambiado de opinión? Sí, y no. Es decir, si todo marcha como hasta ahora votaré las propuestas de Pablo Iglesias de la misma forma que le voté en sus primarias. Sí, yo he formado parte de la toma de decisiones del partido como aquel que tuviera un mínimo interés. Lo haré, porque hace tiempo decidí apoyar la revolución burguesa que propone la democracia. Ahora bien, mi opinión sobre las manifestaciones pacíficas y cómodas para el poder me siguen pareciendo absurdas. Es más, si no las prohíben, será por algo. Siempre he apoyado la manifestación y el movimiento popular, aunque haya participado poco ya que considero que mi manera de apoyar un cambio es otra, pero 24 horas después sigo sin entender la motivación. ¿Para qué una marcha por el cambio organizada por un partido político democrático? ¿No se supone que su vía para cambiar las cosas es la de las urnas? Parece claro por tanto, que el motivo no era otro que el de medir fuerzas, el de darse un baño de masas. Una estrategia de marketing.

Y no les culpo, ni a Podemos ni a las miles de personas que participaron. Es más, como dije ayer en un tweet "esas plazas están llenas de gente honrada. Mi apoyo". Tengo la sensación que fue importante para muchos, volvieron a sentirse identificados con un partido aún sintiéndose libres. No hubo sensación de rebaño. Pero para mí, a título personal lo que es más importante es que una nueva hornada de políticos se asienta. Para mí, nacido y criado en el gobierno de Jose María Aznar y crecido con el de Zapatero y Mariano Rajoy, este cambio, aunque sólo sea de aspecto, propone algo interesante, pese a que no sea mi modelo de gobierno ni de política ideal. Ha nacido un verdadero socialismo, un verdadero contrapunto a la ranciedad neo-liberal del bipartidismo. Izquierda Unida y PSOE ahora deben tomar posturas, aunque tal vez la tendencia sea la de su propia extinción.

Podría parecer que me "he bajado del carro". Y me gustaría decir que no, de hecho mis actos dicen eso precisamente, pero la realidad es que ya no comparto la postura de su líder y tampoco la de su partido. Entiendo que ya no pueda decirse que "España tiene que salir de la Unión Europea", "que somos comunistas",  que "castigar a los opresores es clemencia, perdonarlos, es barbarie" o que "defiendo el modelo democrático de venezuela". Lo entiendo. Entiendo que en este mundo capitalista y repleto de información bastarda e interesada asumir ciertas cosas es perder votos, pero entonces no puedo más que sentir cierto desapego. La izquierda, como siempre, seguirá dándose de hostias en este país, ayer ya cayeron algunas, entre los que como yo, tenemos ideas bastante opuestas a lo que proponen y los que ya se sienten parte de una familia. Al contrario que la mayoría, yo no tiraré piedras sobre ese tejado, que no es el mío pero que de alguna manera he ayudado a construir.

Antes, mucho antes de que todo esto pasara, algunos ya escuchábamos, veíamos y leíamos a Pablo Iglesias con placer y admiración. Y créanme, en algunos momentos sigo haciéndolo y sintiéndome identificado. Con ciertos gustos literarios, cinematográficos o musicales. Incluso con su discurso, su forma de expresarse y de venderse. Pero eso sí, no le debo devoción ni fidelidad a nadie. Me alegro de que muchos piensen que se puede, de que ondeen banderas que no sean la rojigualda, y de que la gente, aunque no sea por el fin más valiente salga a la calle. Yo de momento me limitaré a seguir observando, opinando y sobre todo participando. Porque como dirían LCDM "la izquierda en muchos momentos produce desidia".

Feliz semana.