lunes, 15 de junio de 2015

Varas de medir.

Todavía no había sido investida Manuela Carmena y algunos ya te lanzaban aquello de "a ver qué hacen ahora los tuyos" o "estarás contento que habéis ganado". Como he dicho siempre, no pertenezco a ningún partido político. Es más, me han ofrecido formar parte de uno mediante un proyecto y ni siquiera me he planteado la respuesta. Era un NO rotundo. Aunque por supuesto, tampoco he ocultado nunca mis preferencias ni mi voto. Yo voté a Ahora Madrid el pasado 24 de Mayo. Votar no es más que una opción política, no es un contrato de por vida que me obligue a defender a este u otro partido político. Así que "ni son los míos" ni "estoy contento de la victoria". Más bien, estoy bastante contento por la derrota de otros.

Sinceramente, estaba expectante, contento e ilusionado por la posible gestión que hiciera Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid. En mis 23 años como ciudadano madrileño no he conocido otra gestión que la del PP, cuyos resultados han sido a todas luces catastróficos para esta ciudad. Comprended entonces, que había cierta ansiedad por saber las primeras medidas y posturas que tomaría el gobierno entrante. Así pues, las primeras horas fueron sensacionales y esperanzadoras. Manuela quería romper con el trato de "excelentísimo" y la forma en la que hasta ahora se tomaban decisiones para la ciudad. Además, no dudó en señalar con el dedo a quienes no le habían dado los datos necesarios para tener un plan más concreto en puntos de tanta relevancia como los desahucios o la malnutrición infantil. Que no fueron otros claro, que el gobierno saliente. En Telemadrid, hasta ahora coto de caza de Esperanza Aguirre, estaban entre condescendientes y temerosos. Me preguntaba si quedaría alguno de toda esa bandada de manipuladores y pelotas dentro de uno o dos meses. Todo parecía marchar como debía.

Pero, tirando de refranero español, poco duraría la alegría en la casa del pobre. Casi no habían ni pasado 24 horas y la máquina anti-revolucionaria ya había comenzado a funcionar. Se filtraban, como ya todos sabréis, unos tweets del futuro responsable de Cultura de Ahora Madrid, Guillermo Zapata. En ellos, hacía varios chistes de humor negro sobre judíos, víctimas de ETA o Marta del Castillo. Me lo tomé bien, imaginé que sería TT un par de días y que la derecha más rancia y asustada iría a machete a por él hasta que otro argumento mejor se pusiera de moda. Comenzaba en este marco, la lamentable entrevista de Manuela Carmena con Ana Pastor. O debería decir más bien, la lamentable entrevista de Ana Pastor a Manuela Carmena. Tenía delante a la futura alcaldesa de Madrid y media entrevista la pasó preguntando ((bueno, preguntando, más bien interrogando)) sobre la polémica suscitada con los tweets. La otra media no fue mejor, en base a especulaciones ((al parecer la "periodista" tenía más claras las cuentas del Ayuntamiento que la propia alcaldesa)) la decía todo lo que no iba a poder cumplir de su programa. Ah, y para rematar, un poco de independencia de Catalunya. Que si caes en un charco igual viene hasta bien. ¿Verdad Anita?

La sensación que tuve finalmente, es que Manuela no pintaba nada allí, y que la estaba bien merecido por ir a un programa de televisión sin tener nada que contar con el paupérrimo nivel periodística que reina en nuestro país. Pero tranquilos, porque quedaba lo mejor. La polémica de Zapata ((y no hablo de Emiliano, ese nunca fue TT para nuestra desgracia)) era imparable. No sólo los rancios y reventados habían atacado ferozmente al pobre Guillermo ((que no tardó en pedir perdón si alguien se había sentido ofendido)) si no que la izquierda de este país, una vez más, demostró porqué no valemos ni para tomar por culo. Los mismos que defendían la libertad de expresión con la operación araña, los mismos que defendían el humor irrelevante de las portadas del jueves, los mismos que defendían el humor negro de algunos tweets sobre la muerte de Carrero Blanco, esos mismos tildaban de lamentable la actitud de Zapata. Decidieron pues, en cuestión de horas, donde había que poner el límite al humor.

Y vayamos por partes. En primer lugar, afiliados y afines al PP ((partido de herencia franquista y que nunca ha condenado las muertes ni la represión, y han votado en contra de leyes que dignificaban a los repúblicanos caídos y a favor de la permanencia de símbolos del régimen)) se echaba las manos a la cabeza. Incluso amenazaban con llevar el caso a Europa. Ellos que desahucian gente, que no dejan dormir a los mendigos en las calles, que multan por rebuscar en la basura, que deciden sobre el cuerpo de otras mujeres, que apoyan y venden armas a gobiernos genocidas. Ellos que, en su mayoría se les ha visto rodeados de banderas anticonstitucionales y maltratan con sus leyes al diferente, ellos hoy se llevaban las manos a la cabeza. Pero sigamos, porque ahora la comunidad judía de Madrid se ha sentido ofendida. Comunidad que  por suerte no conozco a fondo como sí lo hago con la católica, pero de la que voy a comentaros algo al respecto. Un buen amigo ha estudiado durante años en un colegio donde la mayoría eran judíos ((por circunstancias que no vienen al caso)) . Esta tarde me decía lo siguiente "la comunidad Judía de Madrid se ha ofendido por el tema de los tweets, esa misma comunidad judía de Madrid que posa quemando banderas de Palestina y te dicen tan tranquilamente que hay que exterminarles. Esa misma Comunidad Judía de Madrid que me llamó nazi cuando me negué a firmarles para liberar a un soldado israelí que participaba en la masacre a Palestina". Obviamente, no digo ni decimos que la Comunidad Judía oficialmente haga todo esto, simplemente muestro otro pequeño ejemplo de la doble vara de medir que se tiene con este tema. Porque os aseguro que este ejemplo no es inventado ni mucho menos aislado.

No creo que deba daros ahora una charla sobre porqué el humor no debe tener límites, pero sí que me gustaría plantearos mi punto de vista. Sé chistes de humor negro, hago chistes de humor negro y me he reído con chistes de humor negro. Ni cuando los hago ni cuando me río estoy pensando en lo macabro o doloroso que pueda ser para la víctima, porque no me estoy riendo de su situación, si no del posible juego de palabras o términos que se asocian con ingenio. De esa forma, puedo movilizarme en contra de la xenofobia y el fascismo ((como sabéis que lo he hecho)) y preguntaros qué es un negro en una fiesta de neonazis. Y que obviamente todos me respondáis que la piñata. Hace unos meses todos eramos Charlie, todos alzábamos la bandera del humor por encima de cualquier pero. Sin embargo hoy, Guillermo Zapata ha dimitido por unos chistes twitteados antes de ser una figura pública y política. Manuela Carmena ha aceptado la dimisión por una presión popular. Ha perdido el envite y la máquina no va a parar. Ya están pidiendo incluso la dimisión de la sustituta en el área de Cultura. No van a perder el hambre hasta llevárselo todo.

Manuela Carmena no ha estado a la altura, y la decepción para muchos de nosotros ha sido absoluta. Y a diferencia de otros, que defienden a su partido como si les pagasen por ello ((conste en acta que tengo la certeza de que a algunos sólo les quitan dinero, si no seguiría sospechando que les llegan sobres con dinero todos los meses)) hoy muchos de nosotros la criticamos y ponemos en la palestra. No pido su dimisión, ni me movilizaría por ella, dado que "en el país de los ciegos, el tuerto es el rey"...O al menos de momento. Así no Manuela. Así no.


Ah, perdón a los ciegos y tuertos que hayan podido sentirse ofendidos por este último refrán. Aunque...un momento, los ciegos no podrán ver mis disculpas. ¿No?.


Feliz semana.